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En todo Japón se celebran festivales de otoño para dar gracias por la cosecha y pedir por una buena cosecha para el año siguiente. En estos festivales, los santuarios portátiles o mikoshi recorren por las calles acompañados de sus portadores entusiasmados. El mikoshi es un tipo de vehículo sagrado en el que los dioses salen del santuario, y los portadores que llevan el mikoshi lo agitan animadamente y lo pasean en las calles. Este escenario es lo que se dice que estimula a los espíritus de los dioses que cabalgan dentro y mantiene su poder, eliminando así la desgracia, la calamidad y la profanación de la zona. Si se observa de cerca el mikoshi, se verá una puerta torii pequeña de entrada al santuario.