
Caminando a lo largo del río Meguro, bajo el túnel de los árboles de cerezo, me captó unas ramas colgadas hacia el río y miles de pétalos flotando por la salida de éste túnel primaveral. Dicen que cada cerezo tiene su momento de florecer y caer, excepto un tipo: Somei Yoshino. Donde estén, sea en la montaña, campo o ciudad, florecen simultáneamente por todo el Japón, desde el norte hasta el sur. Esta especie es un clon, o sea, fue creada por los jardineros de la época de Edo, cruzando dos tipos de cerezo. Era tan lindo como florecen, se hizo popular entre los japoneses y se expandió por todo Japón. Honestamente no me había fijado cuál era el Somei Yoshino, pero me dio gusto de contemplar las ramas y pétalos flotando tanto en el aire como el rió.