
Una isla fascinante, formada geológicamente de una roca gigante de granito, en donde la tierra está alfombrada por el bosque de “siempre verde” , jyouryoku(常緑). Yakushima es el hogar de un gran árbol, como el cedro. Algunos de ellos tienen más de 1,000 años de edad, y son estos los privilegiados de tener el título de “yaku-sugi”(屋久杉), el auténtico cedro de la isla. Tanto los cedros, los musgos como los monos y venados silvestres disfrutan de distintos microclimas a la sombra del bosque. Dicen que aquí vive el espíritu “kodama” en la película de la Princesa Mononoke del studio Gibli.




También hay quien lo llama “la isla en la que llueve más de 35 días al mes”. Esto nos enseña la clave de la formación singular de la flora y fauna en la isla, cumpliendo casi 30 años desde su registro como Patrimonio de la Humanidad por UNESCO. Como quien ama la montaña, iría a una caminata de casi 10 horas, de ida y vuelta, para llegar al cedro “Jōmon-sugi”(縄文杉). El cedro que se esconde en esta isla, no es un cedro cualquiera, sino es el gigante cedro legendario que ha sobrevivido por más de 2,000 años. Quizás, los que la visitan por primera vez escogerían un destino como el Yakusugi-land con guía, el que antes era un escenario principal de silvicultura, y actualmente es parte del parque nacional. Una vez que entran en él, jugaremos al escondite con los cedros ya que hay de todo. Unos son grandes y otros son recién nacidos como bebés encima de una cuna de musgo sobre un cedro antiguo acostado. Mientras caminando, a veces nos topamos con los troncos gruesos talados y dejados ahí o otros que están con las ramas de otros árboles enredados caprichosamente en el camino. Llegaremos caminando hasta el cedro milenario “sennen-sugi” (千年杉)o el que tiene cara de Buda(仏陀杉) y escuchamos el suspiro de otros árboles que comparten el espacio con estos cedros extravagantes. Aquí en Yakushima, cada cedro tiene lo suyo por eso nada es lo que parece igual.




Al observar este panorama forestal en frente de nosotros, nos recuerda nuestra vida cotidiana, igual que la sociedad humana. Lo curioso es, los que han sobrevivido hasta ahora son los que no tenían valor en la época de la silvicultura ya que no eran adecuados para hacerlos madera, o sea talarlos. Tal vez, por eso nos hace interesar en ver este teatro forestal, protagonizado por los cedros sorprendentes. Los que visitan Yakushima, sea amantes de la naturaleza o no, lo harán igual, caminar en el bosque, buscando relajación e inspiración, o cargado energía con ellos como quien se divierte contemplando este paisaje pintoresco. El bosque de “siempre verde” recibe a cualquier persona que quiera quedarse un rato en la isla para tener una nueva experiencia de vida.