Es una isla fascinante, formada geológicamente de una roca gigante de granito. Hay quien lo llama como la isla en la que llueve más de 35 días al mes. Yakushima es la isla en la que la tierra está alfombrada por el bosque de “siembre verde”. Asimismo, es el hogar del gran cedro.
Algunos de ellos tienen más de 1000 años, y son los que tienen el título privilegiado como el “yaku-sugi”, el auténtico cedro de Yakushima. Por otro lado, el gran cedro, que se esconde al fondo del bosque, no es cualquier gran cedro, sino es el gigante cedro legendario que ha sobrevivido por más de 2000 años: el famoso cedro Jomon-sugi.
Puedes visitar al Jomon-sugi, pero se tarda más de 10 horas de caminata en ida y vuelta, así que a los que visitan por primera vez, recomendaría una caminata con guía en el bosque Yakusugi-land, como lo que hice yo. Este bosque era el escenario principal de silvicultura de la isla, pero hoy en día se convirtió en parte del parque nacional.
Una vez que entra con el guía, es como si fuera jugado al escondite con los cedros. Unos son grandes, otros son bebes recién nacidos encima de una cuna de musgo sobre un cedro antiguo acostado. Mientras caminamos, encontramos troncos gruesos talados y árboles enredados con las ramas de otros árboles. Algunos cedros tienen su propio nombre como el cedro milenario o el cedro de cara de buda. Cada cedro tiene lo suyo por eso nada es lo que parece igual.
Lo curioso de este panorama forestal que está en frente de nosotros, eran los que no tenían valor durante la época de la silvicultura. Pues, los que han sobrevivido hasta ahora no eran adecuados para hacerlos madera, por eso no se ha talado. Es algo irónico, pero como consecuencia, estos árboles son los que atraen a los turistas a la isla hoy en día.