Okinoerabu es una isla en la que la mayor parte es de arrecifes de coral subido del nivel del mar, y como la consecuencia de la formación geológica, la tierra es casi plana. En los últimos años, la actividad “caving” , que consiste en explorar las cuevas, ha atraído el interés de los turistas. Esta “mecca de caving” se esconden más de 300 cuevas, grandes y pequeñas.
Primero es la Cueva del Dragón Ascendente, Shouryudou, que mide unos 3500 metros de longitud total. Sólo 600 metros de la cueva están abiertos al público, pero las estalactitas están magníficamente desarrolladas, sobre todo, la piedra de flujo (Flow Stone) es una de las más grandes del país.
Segundo es el cabo Tamina. Es el “paisaje kárstico” formado por piedra caliza erosionada. La vista panorámica desde el acantilado de 51metros de altura es impresionante. Si fijamos a la izquierda del cabo, se puede ver un lugar llamado “cantera” donde se extraía el travertino, un mármol formado por la recristalización de la piedra caliza.
Por último, la cueva que tenemos que observar es la Fucha. Estas cavernas verticales se formaron por la erosión de los arrecifes de coral levantados por el mar embravecido, durante los monzones y tifones, las mareas pueden subir entre 20 y 70 metros.
Pues, no soy geóloga, nada más soy una viajera, pero creo que hay distintas formas de despertar la curiosidad: en mi caso es viajar sin duda.