Cuando te digo que está rico, todo va a saber rico, pero cuando te digo que no está rico, todo va a saber feo, ya sabes, es una cuestión de tu cabeza, así que toma lo que te apetezca y te va a gustar.
Así me respondió el dueño de la tienda de sake, Naraizumi, la que encontré mientras caminaba por los callejones del casco viejo de Nara. Probé el sake nigori de Nara y me gustó mucho. Pues, todo fue una coincidencia que había entrado a esa tienda escogiendo el sake de tipo nigori, asimismo, me entré que se había desarrollado la metodología de la elaboración de sake en Nara.
Como me captó el tema del origen del sake , empecé a buscar información sobre la historia del sake. Según lo que encontré, la metodología de la elaboración del sake se desarrolló durante la época de Nara y Heian desde el siglo VII hasta XII en los templos budistas y los santuarios sintoístas. Creo que es algo parecido a la historia del vino o la cerveza en los monasterios por los monjes.
Hablando de los monjes, dicen que el sake producido por ellos, lo llamaban shubou-shu, lo que significa literalmente el sake de los monjes. Al principio, el sake no era cristalino, sino que era otro tipo de sake más turbio que se lo llama actualmente nigori, luego se logró tener una consistencia y un color cristalino como ahora, el seishu. Otra cosa de importancia es que se considera el templo Shoryaku-ji de Nara es el lugar donde nació el sake cristalino seisyu.
Pues, desde que conocí el sake nigori, me convertí en una aficionada de este cremoso licor. Además, cada vez que visito Nara, vuelvo a pasar por aquella tienda Naraizumi para saludar al dueño.