Hace unos años, visité por primera vez el Shukubo. Era una posada que estaba dentro del terreno del templo Zenko-ji, en Nagano. Estas posadas eran para los monjes tradicionalmente, sin embargo, hoy en día, algunas están abiertas al público.
Cuando llegué, los monjes me dieron la bienvenida y uno de los colaboradores del templo me dio una vuelta por la posada, explicándome sobre la historia, la rutina de los monjes y las instrucciones que tendría que seguir durante mi estadía. Aún me acuerdo de aquella sensación que me dio al entrar a la habitación, una relajación total con el aroma de esteras de tatami limpias. Me senté y tomé un té con un dulce japonés que había sido preparado por ellos. Era una cortesía.
Asimismo, fue la primera vez que probé una comida preparada por los monjes. Esto se llama Shojin-ryori y es una culinaria vegetariana tradicional. Honestamente, habría preferido una cena con carne, pero de todas maneras lo comí todo, porque todos los platos eran muy ricos. Cuando me sirvió́, me quedé sorprendida de que era como un pequeño banquete encima de la bandeja.
Al día siguiente, el colaborador me acompañó al templo a participar en la ceremonia de madrugada. Junto a otros viajeros, me senté enfrente de los monjes y escuché las oraciones. Luego, hice un recorrido del interior del templo y volví a la posada para desayunar.
Fue una experiencia curiosa e inolvidable en mi vida, en la que compartí momentos con los monjes y practiqué un poco de sus rutinas.