Èrase una vez, había un maestro de Onigawara quien trabajó para la construcción del Kaidan-in del templo Todaiji de Nara. Se llamaba Genroku del pueblo Tamura de Washu, el antiguo nombre de Yamato, o sea, actualmente se llama Nara. Pues, esta historia no la vas a encontrar en un libro, sino la encontrarás en los adornos del tejado, Onigawara. Para mí, pasear por la ciudad de Nara es como si fuera visitar una galería al aire libre con su colección de Onigawara(鬼瓦), un tipo de ornamento del tejado que se coloca encima de los pabellones del templo, con el objetivo de protegerlo como amuleto. Hace cuatro años, visité el Kaidan-in del templo Todaiji(東大寺戒壇院), era un pabellón para celebrar la ordenación religiosa de aquella época, y el actual pabellón fue re-construido en 1732, durante la época de Edo.


Si te paras enfrente del Kaidan-in, puedes observar dos Onigawara a la izquierda, uno delante del otro. No se pueden ver los detalles ya que están muy lejos, pero si usas tu cámara en modo zoom, descubrirás lo interesante de esta obra, o sea, uno de ellos se está comiendo un pesado.


Dicen que esto representa el símbolo del agua para evitar los incendio. Si te fijas en los adornos del tejado del Pabellón del Gran Buda, encontrarás dos colas de pescado de color de oro, así mismo, las tejas redondas, Nokimaru-kawara. Si lo observas cuidadosamente, hay tres chispas rodeadas por gotas de agua.

Estos símbolos están relacionados con el agua, por eso los maestros las colocaron en sus obras para evitar los incendios, interpretado por las chispas de “fuego” dentro del agua. Así me contaba un monje quien sospechó de ver una mujer riéndose, mirando hacia arriba. Al contar mi afición hacia los Onigawara y los adornos del tejado, el monje trajo una foto de Onigawara, en la que estaba escrito “Genroku del pueblo Tamura de Washu”, contando que en aquella época solamente podían obtener apellido ciertas personas como los nobles o daimyo, por eso Genroku colocó su dirección junto a su nombre para presentarse como si fuera su apellido. Por cierto, como me gusta ver “arriba”, me contó que están las huellas de manos y pies de los obreros dentro del Kaidan-in, sobre todo, si te fijas encima de la estatua de Jikokuten(持国天)quien es uno de los cuatros guardianes celestiales, reconocido como Shitenno(四天王). Después de haber conocido estos cuentos, me puse pensar, “será propósito o que se olvidaron del ultimo paso para acabarlo”. Ya sabemos la respuesta, ¿verdad? Pues, fue un marzo, por la mañana con un poco de frío, pero me divertí mucho en este paseo matinal, y aún me acuerdo claramente como si fuera lo de ayer, conversando con el monje, conociendo la historia del maestro de Onigawara, Genroku, y su obra. Además me di cuenta de que visitar el templo no es solamente conocer las estatuas o el pabellón, sino también es para conversar con los maestros y obreros de aquella época a través de sus obras, descodificando sus huellas dejadas en sus trabajos.
